Por: Rab. Ioni Shalom
América Latina es una usina de ejemplos de iniciativas y maneras de comprender las necesidades humanas, donde la convivencia entre religiones se convierte en un capital social. En este contexto, el Congreso Judío Latinoamericano (CJL) en conjunto con la Universidad Católica Argentina (UCA), llevaron a cabo día atrás un programa de formación en Diálogo Interreligioso destinado a líderes jóvenes de América Latina de comunidades judía y cristiana, entendiendo que es de suma importancia inspirar, educar y fomentar en los líderes del mañana la vocación de diálogo.
Este curso único, de 8 clases virtuales, contó con la participación de distintos académicos e interesados en las temáticas del diálogo interreligioso internacional tanto religiosos como laicos.
Parece lejano, pero fue tan solo hace unos pocos años cuando los derechos ultrajados de las minorías, las voces silenciadas de aquellos que tenían algo para decir se convertían en el tablero monocromático de aquel 1965, donde el pastor Martin Luther King Jr. y el rabino Abraham J. Heschel marcharon por los Derechos Civiles de los Estados Unidos. Cuando terminó la protesta, el rabino exclamó: “Cuando marcho con el Reverendo King, siento que rezo con mis pies”.
Parece distante, pero el mundo actual se encuentra en un tiempo de crisis sin precedentes. Al sufrimiento y a la desolación que dejó la pandemia mundial, se suman la ignorancia y la manipulación de la información junto a las expresiones de odio y las posturas radicales, combinadas con los avances en tecnología bélica. En este sentido, el rabino Lord Jonathan Sacks sostenía que no hay arma de destrucción masiva más poderosa que el corazón humano y por lo tanto es allí donde hay que trabajar. Ya el Papa Francisco había declarado en Abu Dabi que el diálogo interreligioso es justamente la respuesta a las plagas del mundo, el que permite combatir guerras, violencias y corrupción.
De ese modo no sólo comprenderán a sus compañeros, sino que también podrán aprender más acerca de su propia identidad. Las culturas, las verdades, la violencia entre hermanos, el entendimiento del otro, los procesos internos dentro de la Iglesia Católica, el concepto del Pueblo Elegido, el antisemitismo, la Shoá, el perdón y la justicia han sido algunos de los temas discutidos y presentados por oradores de primer nivel a nivel mundial. Rabinos y curas, filósofos y escritores, expertos en Biblia y místicos, académicos e historiadores han formado parte de este grupo selecto, incluyendo la participación del Vaticano.
El rabino Marshall T. Meyer dijo en un discurso dirigido a los jóvenes: “A medida que crezcan irán cambiando sus ideas… espero que sean capaces de amar más, de ser más amados, de sentir más profundamente, de preocuparse más por la justicia, por la gente que está triste, hambrienta o sin trabajo”.
Por eso el programa, organizado por el CJL y la UCA culminó con un enorme desafío: comenzar a rezar juntos, sin perder la propia identidad, pero más sabios, más unidos, más profundos y conocedores de nuestra fe. Para finalmente rezar con los pies, para dirigirnos allí, donde somos realmente necesarios. Con los brazos, contener a quien sufre y abrigar a quien padece frío. Con las manos, abrirlas y entregar el alma, para alimentar, para jugar y para estrecharlas. Tal como sostiene Francisco: “O construimos el futuro juntos o no habrá futuro”.