Domingo 16.03.2025

Baruj Plavnick, un humanista apasionado

Por: Daniel Goldman

Perfil. Las lecturas inspiradoras de un rabino argentino cuya reciente muerte sacudió a la comunidad judía nacional.
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El colectivo judío de la Argentina se siente conmovido por la partida a descanso eterno de uno de sus distinguidos maestros. El rabino Baruj Plavnick fue un hombre que forjó una vida interesante. Padre cariñoso y abuelo ejemplar, trascendió con su compromiso en momentos cruciales de nuestra historia cercana, siendo desde capellán judío en la guerra de Malvinas hasta transformar en los últimos meses su espacio sinagogal en un centro de vacunación. Habiendo ejercido el rabinato de la Comunidad Bet El, posteriormente creó la Fundación Pardes, en el barrio porteño de Colegiales.

Plavnick fue un ser humano de sólidas convicciones, de intensa acción pastoral y de erudición destacada. En este sentido, quisiera recordarlo a través de las lecturas que hemos compartido de manera intermitente, y que nos permite comprender su trayectoria y su obra.

En uno de los tantos encuentros, nos propusimos con Baruj revisar en los estantes de nuestras memorias cuál había sido el autor que nos inspiró, en la juventud, la senda por la cual debíamos transitar. Y ambos coincidimos en que quienes habíamos frecuentado los movimientos juveniles judíos nos criamos en las emblemáticas lecturas de Erich Fromm. Encontramos en este pensador a una eminencia de las disciplinas científicas (la psicología) y que además sería capaz de legitimar el orgullo de nuestra identidad y raíces. En “El miedo a la libertad”, “Y seréis como dioses” y “¿Tener o ser?”, Fromm asevera que los requisitos para comprender los modos de ser se plasman en “la independencia, la libertad, y la presencia de la razón crítica”. No tengo dudas de que esta tríada fue para el rabino Plavnick la guía de un “humanismo entusiasta”, entendiendo al enthousiasmós (theos-Dios) como una iluminación en su labor.

Siguiendo con mis recuerdos, nos embarcamos en la lectura conjunta del libro Kotzk de A. J. Heschel. Menajem Mendel de Kotzk fue uno de los encumbrados “rebes”. Este término era el cariñoso apodo que se les dio a los líderes del jasidismo, movimiento espiritual de la Europa Oriental, que tuvo su esplendor entre los siglos XVIII y XIX. Asocio la figura de Kotzk con la del rabí Baruj, ya que sus congregantes lo llamaban “rebe”. Como el maestro jasídico, Plavnick fue un agudo salvaguardia de la palabra en los debates por aquello que representa el sentido de la trascendencia.

Por último, no puedo dejar de recordar las lecturas emparentadas al profesor Eliezer Schweid, quien destaca a Israel y su pueblo, valores que representaban a Baruj Plavnick.

Seguramente en más de una frase, el rabino se nos va a revelar y rebelar. Su honda huella quedará impregnada en su bendita memoria que lo fusiona a los lazos de la vida.