Domingo 09.02.2025

"nada vale la vida de un niño", lamenta el papa

Cumbre sobre la Infancia: "Matar a los pequeños es negar el futuro"

"No queremos que esto se convierta en una nueva normalidad", clamó el Papa desde el Vaticano, en una sentida apelación durante su discurso de apertura del Encuentro Mundial sobre los Derechos del Niños, celebrado bajo el lema "Amémoslos y protejámoslos".
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Sentida apelación al cuidado de los niños y niñas en el mundo el que ha hecho esta mañana el Papa durante su discurso de apertura del Encuentro Mundial sobre los Derechos del Niños celebrado en el Vaticano bajo el lema "Amémoslos y protejámoslos". "Las vidas de millones de niños están marcadas por la pobreza, la guerra y la privación escolar, injusticia y explotación. Los niños y adolescentes de los países más pobres, o desgarrados por conflictos trágicos, se ven obligados a enfrentar pruebas terribles", denunció Francisco.

"Hoy estamos aquí para decir que no queremos que esto se convierta en una nueva normalidad. No podemos aceptar acostumbrarnos. Algunas dinámicas mediáticas tienden a hacer que la humanidad se vuelva insensible, provocando un endurecimiento general de las mentalidades. Corremos el riesgo de perder lo que es más noble en el corazón humano: piedad, misericordia", clamó Francisco ante una serie de personalidades como la reina Rania de Jordania, el imán de la mezquita de Al Azhar (Egipto) Ahmed Al Tayeb; el economista Mario Draghi o el filósofo argentino Miguel Benasayag, entre otros.

"Lo que lamentablemente hemos visto casi todos los días en los últimos tiempos no es aceptable, es decir, niños muriendo bajo las bombas, sacrificados a los ídolos del poder, la ideología y los intereses nacionalistas. En realidad, nada vale la vida de un niño. Matar a los pequeños significa negar la futuro. En algunos casos, los propios menores se ven obligados a luchar bajo los efectos de las drogas. Incluso en los países donde no hay guerra, la violencia entre bandas criminales se vuelve igualmente mortal para niños y a menudo los deja huérfanos y marginados", afirmó el Papa.

"Muchos niños mueren como migrantes en el mar, en el desierto o en las numerosas rutas de viaje de una esperanza desesperada. Muchos otros sucumben a la falta de trato o a diversos tipos de explotación. Son situaciones diferentes, pero ante ellas nos hacemos la misma pregunta: ¿cómo es posible que que la vida de un niño debería terminar así? No. No es aceptable y debemos resignarnos a acostumbrarnos", imploró Francisco ante su audiencia, que comenzó sin dilación los trabajos una vez que hubo concluido el mensaje del pontífice.

Pero su denuncia abarcó también a la situación que millones de niños viven los países más pudientes. "Incluso el individualismo exasperado de los países desarrollados es perjudicial para los más pequeños. A veces son maltratados o incluso reprimidos por quienes deberían protegerlos y alimentarlos; son víctimas de discusiones, angustia social o mental y adicciones de los padres".

"La infancia negada es un llanto silencioso que denuncia la injusticia del sistema económico, la criminalidad de las guerras, la falta de médica y educación escolar", afirmó Francisco, quien desgranó una serie de escalofriantes datos que tienen como tristes protagonistas a los niños.

"Hoy en día, más de cuarenta millones de niños están desplazados por los conflictos y alrededor de cien millones están sin hogar. Está el drama de la esclavitud infantil: alrededor de ciento sesenta millones de niños son víctimas de trabajo forzoso, trata, abuso y explotación de todo tipo, incluso matrimonios forzados. Hay millones de niños migrantes, a veces con familias, pero a menudo solos. El fenómeno de los menores no acompañados es cada vez más frecuente y grave".

Recordó Francisco que él mismo creció con historias de la Primera Guerra Mundial contadas por su abuelo, "y esto me abrió los ojos y el corazón al horror de las guerras. Mirar a través de los ojos de quienes vivieron la guerra es la mejor manera de entender el valor inestimable de la vida. Pero también escuchar a los niños que hoy viven en la violencia, en explotación o en la injusticia, sirve para reforzar nuestro 'no' a la guerra, a la cultura del descarte y del lucro, en el que todo se compra y se vende sin respeto ni cuidado por la vida, especialmente la vida pequeña e indefensa".

"En nombre de esta lógica del despilfarro, en la que el ser humano se vuelve omnipotente, la vida no nacida es sacrificada mediante la práctica homicida del aborto. El aborto acaba con la vida de niños y corta la fuente de esperanza para toda la sociedad", denunció también en este contexto Francisco, sin olvidarse de casos concretos de desesperación infantil, como el de "los pequeños Rohinghya, que a menudo luchan por ser registrados, a los niños indocumentados en la frontera estadounidense, a las primeras víctimas del éxodo de desesperación y esperanza de miles que suben del Sur a Estados Unidos, y a muchos otros...", señaló conmovido.

Fuente: RD