Por: María Montero
En el casco histórico de Buenos Aires, se encuentra Monserrat, el barrio más antiguo de la capital, que toma su nombre de la iglesia de Montserrat, construida por el arquitecto Antonio Masella a pedido del chacarero catalán Juan Pedro Serra, en 1750.
Esta iglesia, ubicada en la avenida Belgrano al 1.100, además de ser una joya arquitectónica con su gran cúpula revestida en mayólicas francesas, contiene en su interior uno de los órganos más antiguos del país, reparado este año por Enrique Rimoldi, encargado también del de la catedral de Buenos Aires. Con un concierto de homenaje se celebraron los 150 años de este órgano, que es el único en funcionamiento de los tres que llegaron a Argentina provenientes de la famosa fábrica italiana Fratelli Serassi.
Este instrumento, que después de la época barroca dejó de ser sólo para música de concierto y se lo destinó casi exclusivamente a la música religiosa, fue adoptado por la Iglesia como acompañamiento a las ceremonias religiosas.
El italiano Santiago Poggi llegó al país durante la segunda mitad del siglo XIX con su hijo Alberto Mateo como aprendiz, fue miembro de la primera dinastía de constructores de órganos en la Argentina y promovió la compra de tres instrumentos a la casa Serassi en Bérgamo, Italia. Los órganos fueron identificados con los nombres Opus 1, 2 y 3 y colocados en Monserrat, en la iglesia de la Inmaculada Concepción de la calle Independencia 910 y en el convento Santo Domingo, destruido durante el incendio del templo en 1955.
Según el catálogo que figura en el archivo de la fábrica Fratelli Serassi, el tercer órgano, recientemente homenajeado por su 150° aniversario, es el órgano número 699. Tiene un teclado con 13 “juegos” y se puede leer en la placa original, labrada en bronce, “Santiago Poggi Y hijo”.
En Argentina hay alrededor de 200 órganos, de los cuales 100 se encuentran en la ciudad de Buenos Aires. La mayoría son de procedencia europea, especialmente de Alemania, Gran Bretaña y Austria, pero también existe un grupo construido en el país por la familia Poggi. Ellos fueron los encargados además, de los montajes de los órganos de la parroquia Nuestra Señora de la Consolación, de Villa Crespo y de la Iglesia Nórdica, en San Telmo.
En mayo de 2017, la Legislatura porteña sancionó la ley 5808 declarando “Bien integrante del Patrimonio Cultural” a los órganos musicales históricos instalados en el país antes de 1930. Entre el extenso listado se encuentra el de la catedral de Buenos Aires, construido por la compañía alemana Walcker y Cía, en 1871, el de la iglesia Santa Felicitas, en 1873, el de la parroquia Nuestra Señora de Balvanera de 1875 y el francés de la basílica de Luján.
Otros destacados en la ley, “significativos por su origen, valor histórico y cantidad de juegos” son el del salón de actos del Colegio Nacional de Buenos Aires, construido por el alemán August Laukhuff e instala- do en 1928, con más de 3500 tubos, el de la basílica del Santísimo Sacramento, en Retiro, de 1912, el de la basílica Nuestra Señora de la Merced en San Nicolás y el de la basílica de María Auxiliadora y San Carlos, en Almagro.