Ricardo Darín, el “cura villero en la película, dijo tras la filmación: “Aprendí que cuando decimos ‘villa’ generalizando es un error: el 95% de los que están ahí son laburantes que quieren defender a sus hijos. La burguesía, donde me incluyo, nos hace suponer que la villa es sólo un caldo de cultivo de malhechores, y eso es una injusticia”. Y agregó: “Esta experiencia me enseñó a dudar de mi falta de fe. Estoy en contra de las estructuras religiosas, no sólo de la católica, pero otra cosa son los que se arremangan todos los días”.