Hay palabras que definen. Inclusión. Integración. Pluralidad. El infinito valor de lo diverso. Y un evento, multitudinario además, que convoca y transmite estas consignas. El Rosh Hashaná Urbano ofreció una magnífica edición, y tuvo todo y de todo, en el marco de las Altas Fiestas judías, un período de diez días que concluye hoy con Iom Kipur.
El domingo 18 de septiembre, la Plaza República Oriental del Uruguay recibió a más de 50.000 personas, según la estimación de los organizadores, para el festejo por el Año Nuevo. Fueron siete horas y media a pleno para compartir la llegada del 5777 en el calendario hebreo. El espacio a cielo abierto de Libertador y Austria, en Recoleta, cobijó un encuentro que invitó a la reflexión para construir una sociedad más justa y libre, a través de la música y –claro está– de la gastronomía, pero también de las charlas, el humor y las actividades re- creativas para los chicos.
“Lo más importante del Rosh Hashaná Urbano es el hecho de saber que existe un espacio que promueve la diversidad en la comunidad judía, sostenido por medio del voluntariado y los donantes”, afirma Débora Kullock, integrante del Grupo Gestor de Limud BA (www.limudba.org), la ONG que por tercera vez estuvo a cargo del evento. “El Limud es un movimiento de voluntarios que empezó a gestarse en Londres hace tres décadas, fue creciendo y postula que cada judío puede hacer su propio recorrido”, completa Kullock.
Los platos típicos de la cocina judía (¿a quién no tientan los irresistibles knishes, el falafel o el shawarma, por ejemplo?) hicieron las delicias de los asistentes, quienes accedieron a talleres culinarios con reconocidos chefs como Nel- son Wejkin o Patricia Alfie.
La jornada contó con variados momentos de entretenimiento: propuestas interactivas que aglutinaron a las familias, juegos de plaza y de mesa, globología, cabina fotográfica y shows de artistas callejeros. Además, por primera vez se montó el Espacio Raíces, en el cual se podía descubrir y profundizar sobre orígenes y ancestros a través del apellido.
Más de 100 voluntarios de Limud comenzaron a trabajar desde marzo en el armado y la logística para que todo estuviese aceitado. Este año se sumaron un área de lectura y una de foodtrucks, entre otras innovaciones, con lo que –explica Kullock– “se le dio al Rosh Hashaná Urbano una vuelta de contenido, que incluyó ciclos de cine y cortos sobre la temática judía”.
Disertaciones acerca de la educación, el medio ambiente y la literatura coronaron la jornada, con expositores como Roberto Moldavsky, Tzvi Grunbaltt, Felipe Yafe, Marcelo Polakoff, Diana Sperling y Margalit Mendelson. A la espera de otro Año Nuevo.