Cinco mil docentes se dieron cita en el Foro anual de la vicaría. ¡Fue una fiesta de la educación! El tema: La escuela del futuro. Y ¿quién no se siente motivado a entrever lo que vendrá, cuando el futuro es lo que se diseña precisamente en la escuela? Y cuando también se experimenta que esta escuela de hoy no da respuesta suficiente. Son tiempos complejos y los colegios, su caja de resonancia. El clima que se vivió dio cuenta de la vocación de los docentes por poner el hombro ante los renovados desafíos. La tarea de educar es sagrada y, a la vez, tremenda y fascinante. Reclama a toda una sociedad de pie y en marcha en dirección a ayudar a que se plasmen en los alumnos la mejor de sus propias posibilidades. Todos para cada uno, sería
la consigna. Todos los recursos que se multiplican en esta época, de orden tecnológico y comunicativo, del
orden de la ciencia y la información, tienen que facilitarnos el acompañar a que los que están iniciando su camino alcancen un desarrollo integral. Sin que nadie quede fuera de la buena aventura de la vida.
