Mediante las distintas religiones monoteístas salen a la superficie los nobles valores ocultos en lo más íntimo de la esencia humana, dado que el hombre
como género, posee importancia y valor por su estructura espiritual, no por la física, ya que la dimensión física es compartida con otras criaturas compuestas por genes y células pero sólo nos hace especiales nuestra capacidad de pensar y adquirir conocimiento, conformando valores que constituyen nuestras creencias y normas. A veces las religiones se alejan de su esencia y se convierten entonces en dogmas cerrados, desviados de su misión original, y en una colección de rituales vacíos. Según el famoso erudito musulmán fallecido en 790, Imán Shatibi, el objetivo fundamental de la
religión es preservar la fe, la vida y el intelecto. Según el Islam el que da la vida y la muerte es Dios (Corán, sura al Imram 3:156) y nadie puede llevarse la vida que Dios ha dado, ni siquiera a ponerse a si mismo en peligro (Corán, sura de la vaca 2:195). Por consiguiente en el Islam la prohibición de hacerse daño a uno mismo y a los demás es regla general y el asesinato de inocentes es un crimen imperdonable contra la humanidad.
El profeta Muhammad advertía a sus seguidores numerosas veces sobre preservar la vida de aquellos que no tuviesen nada que ver con la guerra, dado que todos los niños nacen con su propia naturaleza y son inocentes. El Corán ordena en muchos versículos cinco valores principales conocidos como “Zaruriyat al jansa” (las cinco condiciones indispensables): la vida, la religión, la mente, el honor y la propiedad, de lo que decanta que la vida humana no puede ser violada, ni el honor mancillado, ni la propiedad confiscada, contemplando a cada ser humano con el valor de toda la especie y resaltando que matar a un ser humano equivale a matar a toda la humanidad y salvar a un ser humano es salvar a toda la humanidad (Corán 5:32) El terrorismo, que emergió tras el colapso de la URSS y se convirtió en catástrofe global de-s de el 11-S, ha conducido a un abandono de los valores humanos y es, ante estos eventos, que los valores éticos y religiosos han vuelto a adquirir gran importancia. El terrorista, para el Islam, comete un crimen contra el Creador,
contra la humanidad como especie, contra las personas, contra él mismo y contra la comunidad a la que pertenece.
Los actos terroristas, los actos suicidas individuales y colectivos, están prohibidos en el Islam, sea cual fuere la razón. Se dan en individuos que carecen de un conocimiento certero y fidedigno de la religión, o que no la comprenden y malinterpretan. Sea el Islam o cualquier otra, ya que lamentablemente se esparce por muchas religiones y debe ser execrado. Quienes se apoyen en esto también estarían cometiendo un crimen de lesa humanidad. Debemos informar bien a los creyentes para que hagan una correcta y sana interpretación de sus propias creencias y la vida que llevan, para evitar comportamientos descarriados, dado que el Islam es una religión de sometimiento a Dios e intrínsecamente de Paz, como lo indica el saludo cotidiano: “as salamu
aleykum”: “la Paz esté con Ustedes”: esa es la meta. N. de la R.: Extracto de “Una perspectiva islámica: terrorismo y ataques suicidas”, de F. Gülen.