Martes 21.01.2025

jornada mundial de la juventud

En la cuenta regresiva

Por: María Montero

Se descuenta que, fuera del público brasileño, la delegación argentina será la más numerosa de las que concurran a Río de Janeiro. Hay una calurosa adhesión juvenil a la figura de Jorge Bergoglio.
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Un contagioso entusiasmo se respira entre los miles de jóvenes argentinos que se preparan para viajar a la Jornada Mundial de la Juventud, que los reunirá con su pastor, el Papa Francisco, el 23 de este mes en Río de Janeiro. Una expectativa que creció  significativamente con su elección, más el ingrediente de que este año no visitaría la Argentina. Fue entonces cuando las inscripciones desbordaron hasta alcanzar las 22.000. Con todo, se espera que viajen 30 mil y superen finalmente los 50 mil durante las ceremonias principales. Fuera de Brasil, es el número más grande de peregrinos y uno de los más fuertes también en materia de colaboradores.
“¡La experiencia como voluntaria es genial!”, afirma Eloísa Guerrero quien ya había trabajado en la última Jornada de 2011, en Madrid y este año volvió a anotarse para la de Río. “Es estar en oración y servicio casi las 24 horas, con una gran conciencia de responsabilidad para ayudar a otros, pero también de unidad”. Asegura que en Ifema, donde estuvo alojada, eran 2.300 personas y nunca hubo un problema de convivencia.
Desde las congregaciones y movimientos religiosos hasta las escuelas y parroquias de la arquidiócesis de Buenos Aires, aseguran que el espíritu es el mismo: el deseo que tienen los chicos de construir una sociedad mejor desde el impulso del evangelio que propone el amor y la unión sin distinción de razas o fronteras. “Y en esto, Francisco, tiene mucho para enseñarnos”, asegura Fernando Meloschik, que junto a su novia y seis amigos ya tienen todo listo para el viaje. “Creo que en estos tres meses de pontificado –continúa Fernando-, su modo de anunciar el Evangelio a través del testimonio, hizo posible que muchos quisiéramos vivir lo mismo”.
Carolina Sin era una de las indecisas. Resolvió viajar cuando vio el clima que se vivió en la vigilia de la asunción de Francisco como Papa. Igual que una amiga de 5º año del colegio Nuestra Señora del Carmen, de Villa Urquiza, que renunció a su viaje de egresados por la Jornada. “Llego una semana antes –explica Carolina- porque me entusiasma mucho la pre jornada, una misión muy activa que se hace en diferentes zonas fuera de Río de Janeiro”. Su hermana Virginia también será de la partida, pero lo hará con un grupo de la parroquia. “Como estudio diseño textil me pidieron que haga las remeras” dice, mientras espera terminar pronto los exámenes de la facultad “para disfrutar a full de los últimos preparativos”.
Desde el arzobispado porteño, el padre Mario Miceli, delegado para la Jornada de la Juventud cuenta que a partir del “acontecimiento Francisco” –como él lo llama- decidieron organizar el viaje expresando la espiritualidad que tenía Bergoglio cuando vivía en Buenos Aires, sus costumbres austeras y su especial dedicación hacia los más excluidos. Así, con la ayuda de las comunidades y particulares consiguieron becar a 150 jóvenes de parroquias, villas y barrios más marginados. ”No queremos que nadie se lo pierda por una cuestión económica”, asegura Miceli, mientras repasa decenas de correos y llamados de agradecimiento de chicos que todavía no pueden creer lo que están por vivir. Según el sacerdote, la ceremonia de envío, que se realizó en la catedral metropolitana el pasado 29 de junio, fue un pequeño anticipo de ello. “Una gran fiesta de jóvenes, pero también -aclara-, con un fuerte compromiso de fe”.