El arzobispo Gabriele Caccia ha instado una vez más a la comunidad internacional a centrarse en el desarme y la paz en lugar de fomentar la violencia mediante el gasto militar y nuevas tecnologías de armas.
Durante un debate temático sobre armas convencionales en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 24 de octubre, el Observador Permanente del Vaticano reiteró la profunda preocupación de la Santa Sede por el aumento continuo del uso, la venta y el tráfico de estas armas, que contribuyen a la violencia, la muerte y las lesiones en los conflictos, en las zonas asoladas por el crimen y a través de actividades terroristas.
“Mientras el mundo se enfrenta a una tercera guerra mundial librada a pedazos, la proliferación ilícita y el uso indebido de armas convencionales se ha convertido en una de las preocupaciones de seguridad más urgentes a nivel nacional, regional y mundial”, dijo, refiriéndose a estas armas como “armas de destrucción masiva en cámara lenta”, responsables de una pérdida significativa de vidas y de la desestabilización de las comunidades.
Aumento sin precedentes del gasto militar mundial
El arzobispo Caccia también reiteró la alarma de la Santa Sede por el dramático aumento del gasto militar mundial, que alcanzó un récord de 2,24 billones de dólares en 2022, y señaló que este aumento sin precedentes es indicativo de una tendencia preocupante a priorizar la inversión militar por encima de abordar las necesidades humanitarias críticas, fomentar el desarrollo humano integral y promover la paz mundial”.
Haciéndose eco del Papa Francisco, insistió en que los importantes recursos que actualmente se desperdician en armas que causan destrucción y daño “podrían utilizarse para lograr una auténtica seguridad mundial o invertirse en la erradicación de la pobreza, el hambre y la desnutrición”.
Los desafíos éticos de las armas autónomas
Si bien reconoció los esfuerzos internacionales positivos en materia de desarme, en particular el Programa de Acción (PA) sobre armas pequeñas y ligeras, y acogió con satisfacción la Declaración Política sobre armas explosivas en zonas pobladas, el arzobispo Caccia advirtió sobre los nuevos desafíos éticos, especialmente en relación con el desarrollo de armas autónomas sin supervisión humana. Reiteró a este respecto el apoyo de la Santa Sede a un instrumento jurídicamente vinculante para prohibir dichas armas en 2026, al tiempo que pidió a todos los Estados que se abstuvieran de desarrollar estas tecnologías “ya que nunca pueden ser sujetos moralmente responsables y violan la conciencia pública”.
Fuente: VN