-Santiago Fraga-
Los tiempos inciertos, la crisis de confianza y los agoreros de siempre suelen empujar hacia un clima de desesperanza; a un cierto clima de que todo será peor no importa que hagamos. dos promesas nos vienen en auxilio. La primera: no estamos solos si somos comunidad de fe; nada grande hemos logrado solos, ni siquiera una vez. Somos herederos de valores culturales y religiosos. La segunda es tan contundente como la primera: la insistencia obra milagros.
En educación son tiempos extraños. Se pide todo, se confía poco. Seamos promotores de esta indócil esperanza: se puede. no se trata de ser ingenuos; todo no cambiará, pero en nuestro ámbito como padres, docentes, directivos y alumnos es mucho lo que podemos hacer para producir mejoras concretas en clima escolar, formación, caridad, innovación y tanto más.
Dejarnos robar la esperanza no es opción. Los más de 2.000 directivos y docentes que asistieron al Foro nos dieron un claro mensaje: volverían a elegir la educación. Sepamos escuchar este testimonio de compromiso con la propia tarea, sin desconocer los problemas que existen. Recreemos, desde nuestro lugar, la esperanza de que la educación es el camino y el destino de un pueblo libre y feliz. nos sobran razones. Una terca esperanza es la primera preparación.