Martes 21.01.2025

MUSULMANES

Los fundamentos históricos del monoteísmo y la adoración a Al-lah

Por: Firas Elsayer (Centro Islamico de la Rep Arg)

En el Corán, la sura “La caverna” enseña la importancia de la fe incondicional para lograr la paz espiritual.
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El Corán, último libro de la revelación, posee las respuestas a todos los interrogantes que inquietan al ser humano, con argumentos y evidencias que demuestran el poder de Dios y Su designio divino para con nosotros. Además cuenta historias ejemplares de los Profetas anteriores, como también el inicio de la Creación y el origen del ser humano.

A pesar de ser un texto de algo más de mil cuatrocientos años de antigüedad, resulta actualmente vigente. Los temas que desarrolla no han perdido actualidad ni importancia, y su lenguaje es perfectamente comprensible.

Hoy comentaremos resumida- mente sobre la sura “La Caverna” del Sagrado Corán (en árabe “Al Kahf ” siendo el capitulo o Sura 18).
Nos habla sobre la historia de una ciudad que adoraba a los ídolos y se había desviado del camino recto del monoteísmo, que marca que la adoración se debe solo a Al-lah (nombre árabe de Dios). Al-lah no les había enseñado que adoraran a esos ídolos, todos los poderes y fuerzas pertenecen a Al-lah, pero este pueblo les imponía a todos sus integrantes la adoración obligatoria de estos ídolos, forzándolos a entregar ofrendas y hacer sacrificios en su nombre.

En este contexto, apareció un grupo de jóvenes inteligentes, que usaban su pensamiento, y se negaron a que les impusieran prosternarse ante otro que el Creador del Universo. Jóvenes puros de corazón, que creyeron en Al-lah, quien les aumentó su fe, y los guió por los caminos de la paz del espíritu.

Comienza Alah esta historia diciéndonos: 18:9 “¿No te has puesto a pensar que la historia de los jóvenes de la caverna y la inscripción [su mención] fueron uno de nuestros signos sorprendentes? Recuerda cuando los jóvenes se refugiaron en la caverna y dijeron: ¡Señor nuestro! Concédenos tu misericordia protegiéndonos y haz que nuestra conducta sea recta.”

Estos jóvenes no eran profetas ni mensajeros. Eran personas que usando su intelecto llegaron a la fe en el único Creador, y demostraron con la lógica que este mundo solo puede tener un Creador, Sustentador, Todopoderoso, y que sólo Él merece ser adorado. Pero su pueblo los persiguió,  y para proteger su monoteísmo, escapar de la imposición y la tiranía tuvieron que emigrar, abandonando todas las comodidades de este mundo, y en el camino ingresaron en una cueva. Dice el Corán 18:11: “Y les hicimos que se durmiesen en la caverna por muchos años. Luego les hicimos despertar para distinguir cuál de los dos grupos [creyentes e incrédulos] calculaba mejor el tiempo que habían permanecido allí. Nosotros te relatamos su verdadera historia: Eran jóvenes que creían en su Señor y por ello les incrementamos su fe. Fortalecimos sus corazones cuando se reunieron [antes de dejar sus hogares y su gente] y dijeron: “Nuestro Señor es el Señor de los cielos y de la tierra. No invocaremos nada fuera de Él, porque ello sería una desviación. Nuestro pueblo ha tomado fuera de Él falsas deidades. ¿Por qué no presentan un fundamento evidente para ello? ¿Acaso hay alguien más injusto que quien inventa mentiras sobre Al-lah?”. [Dijo uno de ellos:] “Si se apartan de ellos y reniegan de cuanto adoran en vez de Al-l ser humanoah, busquen refugio en la caverna que vuestro Señor les cubrirá con Su misericordia y los secundará”.

Así fue como los jóvenes se recostaron en la caverna, y al dormirse, sucedió uno de los milagros de Al-lah, para proteger a estos jóvenes y hacer de ellos un ejemplo para las generaciones que vinieran.

La historia completa está en el Corán y debido a su extensión los invitamos a leerla allí, pero lo importante es el recuerdo de los milagros de Al- lah, la reflexión sobre ellos, sobre Su poder inconmensurable, cómo socorre a quienes emigran hacia Él, cómo ayuda a aquellos que abandonan los placeres de este mundo por practicar libremente su fe monoteísta y no dan prioridad a los placeres.

Finalmente, Al-lah termina diciendo: “Y no digas acerca de algo: ¡En verdad lo haré mañana! Salvo que agregues: “¡Si Al-lah quiere!”. Él conoce los secretos de los cielos y de la Tierra; Él todo lo ve, todo lo oye. (...) Y diles: La Verdad proviene de vuestro Señor. Quien quiera que crea y quien no quiera que no lo haga” (18:9-29) .