En coincidencia con la celebración del Día del Niño por Nacer y ante el inicio del debate parlamentario sobre la despenalización del aborto, se realizaron el 25 de marzo pasado -Domingo de Ramos- manifestaciones en favor de la vida a lo largo y a lo ancho del país que sorprendieron por lo concurridas que resultaron, pese a no haber estado precedidas de grandes campañas de difusión. En la organización estuvo la ONG Marcha por la Vida, un movimiento internacional que fue haciendo pie en la Argentina en los últimos años, y que se define como no confesional, pero abierto a todos los credos y a los no creyentes. A esta organización se sumó el frente Unidad por la Vida compuesto por numerosas organizaciones pro vida. Todo esto le otorgó a las concentraciones la característica peculiar de haber sido convocadas centralmente por laicos, no por clérigos. En todo caso, la Conferencia Episcopal -que agrupa a todos los obispos del país- se adhirió, al igual que la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA), que agrupa a la mayoría de las comunidades evangélicas del país.
Paralelamente, los obispos promovieron en sus respectivas diócesis que durante la tradicional procesión de los ramos se adosara al manojo de los olivos un cartelito con la leyenda “Vale Toda Vida”. Los propios obispos se fotografiaron con ese cartelito y subieron la imagen a las redes.