Personas en el estado de Chin, la única región del Myanmar con una mayoría cristiana, han estado pidiendo oraciones en medio de la creciente violencia.
A principios de esta semana, combatientes de la etnia Chin capturaron la ciudad de Rikhawdar de manos de las fuerzas gubernamentales. Ahora, las tropas rebeldes, junto con los lugareños, informan que el gobierno está llevando a cabo ataques contra la población civil de la región.
Un ministro del Gobierno de Unidad Nacional, que encabeza la oposición al ejército y actúa como gobierno paralelo, dijo a The Associated Press el viernes que dos aviones habían bombardeado la ciudad de Vuilu y once personas, entre ellas ocho niños, habían muerto. Casas, edificios escolares y una iglesia también resultaron dañados.
En una declaración el viernes, la Oficina de Derechos Humanos de la ONU dijo que estaba "preocupada porque, a medida que el ejército pierde terreno en múltiples frentes, su respuesta corre el riesgo de desencadenar una fuerza aún mayor a través de ataques aéreos y bombardeos de artillería indiscriminados y desproporcionados".
En un comunicado de prensa, Ayuda a la Iglesia Necesitada, una Fundación Pontificia que trabaja con cristianos que sufren y perseguidos, expresó su preocupación por la “significativa escalada de violencia y desplazamiento” en Myanmar.
La declaración señala que "durante los últimos tres años de guerra civil, la Iglesia ha estado al lado del pueblo", pero ahora "el sufrimiento ha alcanzado un punto crítico, lo que lleva a cada vez más civiles a buscar refugio en las iglesias como refugios seguros".
"Lamentablemente", añade ACN, "algunas iglesias se han convertido en zonas de conflicto" y "las instituciones religiosas han sido evacuadas por la fuerza".
La declaración de ACN termina con un mensaje de uno de los socios locales de la organización, que dice: "La situación es terrible y humildemente pedimos a todos que oren por nosotros durante estos tiempos difíciles".
Fuente: Vatican News