Por: María Montero
Miles de maestros y profesores de colegios católicos porteños analizaron la poca motivación de los alumnos en el aula y escucharon propuestas de psicólogos, pedagogos y científicos para ayudarlos a combatir el desánimo. Un desánimo que se origina en las tensiones en el hogar y en la propia sociedad y se potencia en un sistema educativo que no responde a los desafíos que plantean los chicos de hoy.
Para colmo, desde la época en que la educación era sólo la transmisión de conocimientos y habilidades, la brecha entre docentes y alumnos fue profundizándose hasta nuestros días, en que los niños, desde muy temprana edad, conviven con la tecnología. Los llamados “nativos digitales” son diestros en el uso de celulares inteligentes, tablets, redes sociales, pero indiferentes a muchas de las propuestas escolares.
En síntesis, la educación del futuro es un dilema no menor. Y ésa fue, precisamente, la consigna que planteó el 10ºF oro de Educación , un encuentro que organiza anualmente la Vicaría de la Educación del arzobispado de Buenos Aires y que esta vez congregó a más de 6.000 docentes y 60 expositores. En su presentación, la psicóloga mediática chilena Pilar Sordo -autora de varios libros de gran éxitoopinó que el rol de la educación en este tiempo debería incluir tres ítems fundamentales: la responsabilidad, la libertad y la voluntad. Según su experiencia, algunas de las frases repetidas en los jóvenes son ‘estoy cansado’ o ‘no quierocrecer’. Y asegura que esto es reflejo de que los adultos en general “no damos testimonio de pasión por lo que hacemos y por eso los chicos no quieren comprometerse con cosas adultas”. Para esta psicóloga, uno de los problemas es que se perdió la alegría del deber cumplido. “La responsabilidad está emparentada con la libertad, es decir, hacerse cargo y asumir las consecuencias”, explicó Sordo. En ese sentido, consideró que el exceso de confort hizo que se dejara de valorar “la fuerza de voluntad”.
Propuso, entonces, volver a establecer la mirada personal, el encuentro cara a cara y el diálogo. Muchos de los expositores compartieron la idea de que los jóvenes anhelan la felicidad y que, al no encontrarla en algo que los apasione, se lanzan al consumismo, que sólo les da gratificaciones pasajeras y los deja nuevamente vacíos. Una de las propuestas para resistir esta realidad la proporcionó el presidente de la Academia Argentina de Letras, profesor Pedro Luis Barcia, animando a los maestros a ser creativos. “La creatividad es mover a los chicos del sopor al que la sociedad los somete”, afirmó. Al tiempo que alentó a los docentes a encontrar la fuerza interior para no perder la alegría y mantener el entusiasmo por enseñar, pese a las dificultades. “En ese sentido, la ciencia tiene mucho para aportar”, señaló el investigador Diego Golombeck, reconocido por su aporte a la divulgación de la ciencia. Y explicó: “Los chicos más pequeños desarman los juguetes para ver qué tienen adentro, se interesan por lo desconocido, preguntan y tocan todo lo que tienen a su alcance, mientras que en la escuela se les dan definiciones antes de que entiendan los conceptos”. Golombeck afirma que lo divertido de la ciencia es que nada está bien o mal y esto hace que los docentes se animen a buscar, junto con los alumnos, nuevas opciones.
Aunque también los expertos coincidieron en destacar que en educación no se puede generalizar. Hay profesores que siguen teniendo pasión por lo que hacen y alumnos que, cuando se les presentan opciones atractivas, no dudan
en incorporarlas.