Lunes 21.04.2025

Portadores de un valioso mensaje

Por: Daniel Goldman

El arte del sofer. El desafío es ser capaces de “desencriptar” qué tiene nuestra vida para ofrecerle al mundo.
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Uno de los oficios más respetados y preciados en el mundo ritual judío es el trabajo del “sofer”. ¿Quién es el “sofer”? El escriba. Su arte es, a partir de leyes muy precisas y con el uso de una pluma, el saber diseñar con encanto el trazado de la caligrafía hebrea para transcribir la Torá. ¿Y por qué es tan importante su tarea? Acorde a cómo interpretemos su habilidad vamos a poder encontrar la respuesta.

Hay 5485 versículos en la Torá. Hay decenas de miles de palabras. Hay más de 100.000 letras escritas a mano. Según la tradición, si se borra una letra de cualquier palabra –de cualquier versículo- de cualquier capítulo –de cualquier libro-, el texto se transforma en inválido, es decir no apto para su lectura. ¡Hasta las letras mudas son fundamentales!

¿Y por qué esa obsesión? Un encantadora tradición enseña que cada “letra” representa a “cada alma humana”. O sea, que cada persona promueve una letra. Una letra representa un mensaje al mundo. Y así como la desaparición de la letra más pequeña invalida todo un rollo de la Torá, la ausencia de la señal de un ser humano al mundo hace que todo el mensaje resulte indescifrable. Esto significa que no somos simplemente vidas en un sentido meramente biológico. Somos mensajes. O mejor dicho “la vida es un mensaje”. En este sentido, el Universo significa el conjunto multidimensional de la unión de letras en una sola oración. Si falta una palabra, tu palabra, el mensaje es incompleto. Por eso es Uni-Verso. Un solo verso. Si portamos un mensaje, el desafío como seres humanos es, sin delirios, ser capaces de “desencriptar” para dar sentido. En la existencia, las letras se van cruzando. Por eso vivimos en sociedad. Dar nuestra palabra como ofrenda desinteresada, como testimonio, hace que el vivir en sociedad adquiera profunda comprensión y entendimiento.

En esta época del año, la tradición judía nos invita a leer el libro de Deuteronomio, que es quinto y último texto de la Torá. El escriba, como artista del pergamino, transcribe el mensaje de Moisés. Y a cada lector le corresponde descifrar su expresión. El Deuteronomio contiene las reflexiones finales del gran profeta otorgadas a los hijos de Israel antes de que entraran en la tierra de Canaán con Josué, su líder. En el mismo alienta al pueblo a recordar y guardar la Alianza, recordando las experiencias espirituales pasadas perpetuando los mandamientos del Señor. Es un relato sobre el cual repasa los valores que persigue, las luchas que afronta y los debates y batallas que dio. En definitiva el mensaje de su vida.

Descubrir la letra para completar el libro es lo que hizo Moisés. Pero no solo él. También el “sofer”. Y quizás es lo que debemos hacer cada uno de nosotros, como una forma útil y bella de prosperar espiritualmente.