Remisiones completas de cánceres en estado avanzado, recuperación total de gravísimos accidentes y de severas golpizas y hasta un completo restablecimiento de un niño luego de haber permanecido varios minutos en el fondo de una pileta. Todas estas curaciones sorprendentes de hombres, mujeres y niños, que El Vaticano consideró inexplicables para la ciencia, configuraron losquince milagros que obró Dios por intercesión de un argentino y posibilitó que sean declarados beatos y santos.
Algunos de los milagros fueron detectados ni bien se inició la causa de canonización del candidato, otros demoraron años en producirse o en ser revelados a la Iglesia por sus protagonistas o familiares. Luego fueron sometidos a estudios clínicos en la diócesis donde se inició la causa y, finalmente, elevados a una junta médica del Vaticano. Algunos tuvieron una rápida aprobación y otros llevaron más tiempo. Pero también hubo otros casos de supuestas curaciones milagrosas que no obtuvieron la aprobación.
La Iglesia en la Argentina cuenta con tres santos: el Cura Brochero, la hermana Nazaria March Mesa y el hermano lasallano Héctor Valdivielso Sáez. Si bien en los dos primeros casos hicieron falta los dos milagros de rigor por su intercesión, en el caso de san Héctor solo uno porque había sido beatificado por haber sufrido un martirio (fue fusilado por “odio a la fe” en una revuelta previa a la guerra civil española), lo cual exime de la curación milagrosa.
Los beatos argentinos ya suman 14: El obispo Enrique Angelelli, los sacerdotes Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville y el laico Wenceslao Pedrera; la hermana María del Tránsito Cabanillas; la laica María Antonia de la Paz y Figueroa (Mama Antula); la hermana María Ludovica de Angelis, fray Mamerto Esquiú; el sacerdote Gregorio Martos Muñoz; Ceferino Namuncurá; la hermana María Crescencia Pérez; Artémides Zatti: Laura Vicuña y la madre Catalina de María Rodríguez. En estos casos solo hubo que comprobar nueve milagros porque Angelelli, los sacerdotes Murias y Longueville y el laico Pedernera llegaron a los altares por su martirio (fueron asesinados por “odio a la fe” en La Rioja durante la última dictadura). Igualmente el padre Matos Muñoz, martirizado en España en 1936.
Además, hay siete venerables -o sea, que El Vaticano ya reconoció que llevaron una vida cristiana sobresaliente- que esperan que aparezca el milagro o ya está en estudio.