Pensadores griegos como Empédocles de Agrigento imaginaban que la percepción visual se lograba gracias a unos rayos emitidos por los ojos. Esta teoría de la extromisión prevaleció durante siglos, y fue refutada por la teoría de la intromisión de Alhacén, que sostiene que la percepción visual proviene de algo capaz de representar los objetos que se introduce en los ojos (más adelante se estableció que ese “algo” son los rayos de luz reflejados).
Alhacen descubrió que la visión es un fenómeno pasivo y no activo, al menos hasta que la luz alcanza la retina. Fue así como demostró que la luz penetra por la pupila, situada en la parte anterior del ojo, y es enfocada por una lente (el cristalino) sobre la superficie sensible (la retina) del fondo.
Alhacén, precursor del mundo moderno, ayudó a la humanidad a progresar desde la llamada Edad de las Tinieblas hacia una sociedad más racional iluminada por la ciencia.