Por: María Montero
Lumen Sky acaba de tener en la basílica de Luján su octava edición. Se trata de un espectáculo de luces, música y palabra como espacio de alabanza en los templos, pensado precisamente para fieles de edad intermedia que no van a la iglesia.
“Lumen”, que significa luz en latín y “Sky”, cielo en inglés, une simbólicamente lo antiguo y moderno para que todos se sientan convocados. Pero también tiene un sentido religioso. “Esta luz del cielo remite a que en tiempos difíciles, de oscuridad, como los que vivimos, donde las ideologías fallan, la solución es Jesucristo. Él es la luz”, dice el músico Maxi Larghi, uno de los organizadores.
“La inquietud nació hace cuatro años -señala- porque veíamos que entre los 20 y los 40 años no hay muchas opciones para ingresar en la iglesia. Hay una brecha entre los 18 años y los matrimonios o familias. Algunos participan de la misa, pero no hay una conexión parroquial”.
El músico precisa: “Lumen Sky es un espacio de alabanza dentro del marco de la nueva evangelización que si bien está destinado a jóvenes de entre los 20 y 40 años, está abierto a todo público. Es un espacio católico, pero con una mirada y llamada a la unidad de los cristianos para buscar y encontrar el punto justo en el que otros se sientan cómodos”.
Todo el show está basado en cuatro focos: la música, la prédica, la hospitalidad y la alabanza. Es tan importante la misión de recibir, sonreír y abrazar dentro y fuera del templo, que por lo general disponen del 80% de los voluntarios para ello. “Los testimonios más fuertes son los que hablan de este momento mucho más que de la música”, señala Larghi.
Dentro del templo todo es luz, sonido y una gran heterogeneidad de edades, estratos económicos , sociales y creencias, motivado además desde la organización que cuenta con 50 voluntarios evangélicos. Porque, como aclara Larghi, “el proyecto es cristocéntrico, el lugar donde convergemos con los demás cristianos y kerigmático, porque nos encontramos de frente con la salvación y el amor, que es Jesucristo”.
Las canciones son de alabanza, basadas en el modelo del Magnificat, la oración de María a Dios, un canto apasionado con todo su ser. La idea es que la gente le cante a Dios, de ahí que las canciones están diagramadas para que las personas sean protagonistas tanto como el músico que está con el micrófono.
“Francisco pedía que se inculturice la música a los estilos actuales”, dice Larghi. De ahí que se acompañan con instrumentos modernos como guitarras, bajo y batería.
Luego llega el momento del anuncio del Evangelio. Por lo general lo hacen sacerdotes, aunque también hay laicos. La prédica es breve, no más de 18 minutos. No son charlas doctrinales, ni moralistas, ni de formación, sino kerigmáticas, apuntadas especialmente para aquellos que no participan, con dinámicas actuales, recursos de pantallas, diseñados especialmente para la cultura millennials.
A continuación se hace la oración de unos por otros. Se pide que levanten la mano quienes deseen que oren por ellos y los voluntarios se les acercan y con un gesto fraterno, como colocar su mano sobre el hombro, hacen una breve oración.
“A veces se expone el Santísimo Sacramento y el que quiere se arrodilla. Todo es opcional; cada momento es de mucha libertad. Nadie está obligado a hacer nada”, aclara Larghi. Y agrega: “En Luján, por ejemplo, el 30% que fue no va a la iglesia, pero se sintieron muy cómodos”.
La primera edición de Lumen Sky, que se realizó en agosto de 2016, reunió a 450 personas. La última, en Luján, a más de 1200. Además de Maxi Larghi, participaron Uriel Arcodaci, Luz Gainza, Alicia Rossini, Vanesa Benitez, Javier Griffioen y el Coro Arquidiocesano de Buenos Aires.
Los jóvenes, como ocurrió en otras ocasiones, terminan emocionados, agradecidos con todo lo recibido; incluso algunos que nunca habían estado en la Iglesia comienzan un proceso de acercamiento a la fe, y hoy son motor de Lumen Sky, además de activos participes de sus propias comunidades.
Todo lo sostienen, con presencia y económicamente, los v oluntarios laicos que se reúnen mensualmente acompañados por un consejo de sacerdotes y el aporte de muchos donantes individuales y algunas empresas, que ofrecen tiempo y recursos.
La idea es que no sea un espectáculo esporádico, sino que quienes participen puedan incorporarse a la vida parroquial, porque Lumen Sky es un espacio al servicio de la Iglesia que busca ayudar a los jóvenes a renovarse, a encontrarse, a brindarse apoyo y compañía en las más diversas circunstancias.
Próximas ediciones
El siguiente espectáculo será el 5 de julio en la parroquia de San Benito Abad, conocida popularmente como la abadía de San Benito, ubicada en Villanueva 905, Palermo (CABA). A fines de agosto, en la basílica María Auxiliadora y San Carlos, de Almagro, con día a confirmar. Y próximamente, y por primera vez, en la villa La Cárcova, en José León Suárez, con la esperanza que se replique en otras villas porteñas y del GBA.