Por: Mario E. Cohen
Guenizá es una palabra hebrea que significa “archivo”, “repositorio”. Generalmente se trata de un lugar pequeño de una sinagoga, donde se guardan los documentos en desuso o dañados. Por estar escritos en lengua hebrea, considerada sagrada, no se los desecha sino que se los guarda hasta su posterior entierro en un cementerio.
En 1896 se descubrió la mayor colección de textos medievales del mundo. Se encontraron documentos de mil años de antigüedad, en la hoy famosa guenizá de la Sinagoga Ben Ezra de El Cairo. La forma en que se hallaron puede dar origen a una película de Hollywood. Una suma de casualidades generó este fabuloso descubrimiento. En efecto, hacia 1890 se había hecho una reforma en la citada sinagoga y habían caído algunos documentos. En mayo de 1896, las hermanas escocesas Agnes y Margaret Smith, coleccionistas de documentos, viajaron a El Cairo y compraron un pergamino en hebreo. Al llegar a Londres se lo ofrecieron al mayor estudioso de la Universidad de Cambridge, el rabino y profesor Salomón Schechter. Este les envió inmediatamente un telegrama de agradecimiento. Estaba fascinado ya que se trataba de un texto que no se conocía anteriormente: la versión hebrea del “Eclesiástico”.
En diciembre del mismo año, con el apoyo del profesor Charles Taylor, Schechter emprendió un viaje a El Cairo y empezó la tarea detectivesca de buscar dónde se encontraban los documentos. Luego de más de un mes de gestiones, consiguió hallar la guenizá de la sinagoga y pudo llevar a la Universidad de Cambridge 193.000 documentos en hebreo y en otros idiomas, incluso en español antiguo. Schechter definió su pesquisa como “una batalla de documentos” y “una tarea de varias generaciones”.
El clima seco de El Cairo posibilitó la conservación del material. Por otra parte, el hecho de que Egipto fuera, en ese momento, una colonia británica facilitó la recuperación de dicho tesoro. La documentación permite revelar la vida espiritual y religiosa, y la importancia de El Cairo como centro de intercambio entre Oriente y Europa. También refleja la buena integración de los judíos, cristianos y musulmanes en el Egipto de la Edad Media. Una curiosidad para la época: varios documentos se refieren a mujeres empresarias en la industria textil y en tareas agrícolas, consejeras de medicina popular y parteras, etc.
Entre los tesoros encontrados en la guenizá de El Cairo cabe señalar que hay varios documentos que fueron escritos por el puño y letra del sabio Maimónides, quien vivió sus últimas cuatro décadas en El Cairo. Se hallaron, con su firma, numerosas cartas, prescripciones médicas, textos filosóficos y rabínicos. Incluso la última carta de su hermano antes de que su barco naufragara.
Hace cinco años, la Biblioteca Nacional de Israel (www.nli.org.il), en asociación con otras instituciones, generó la página web Ktiv. Esta página pretende digitalizar todo el material disponible y pronto llegará a 100.000 documentos. En síntesis, hace 126 años había un tesoro guardado en la guenizá de El Cairo y nadie había tenido acceso al mismo. Hoy podemos ver y consultar los documentos en Internet, a partir del trabajo de datación realizado por especialistas de distintos lugares del mundo. ¡La historia espiritual y material de la Edad Media comienza a ser conocida por todos!
(*)Presidente del CIDICSEF. Autor de Maimónides. Pensamientos para el siglo XXI.