Por: Andrea Poretti
La Navidad es esa fiesta que cada año trae alegría a los corazones con su mensaje de paz y esperanza. Irrumpe en medio de cada situación, personal y social, haciendo como un alto en el camino. De hecho en Navidad se espera el cumplimiento de los mejores deseos que se comunican de unos a otros, hasta el urgente pedido del Papa Francisco de cese del fuego todos los conflictos abiertos en ese día tan especial.
San Francisco de Asís decía que la Navidad era la “fiesta de las fiestas”, es decir que debía abrazar a todos, que nadie quedara excluido. Tomás de Celano narra que “Francisco quería que en este día los mendigos fueran saciados por los ricos y que los bueyes y burros recibieran una ración de alimento y de heno más abundante que de costumbre”. En la ciudad de Greccio, Italia, donde Francisco había preparado por primera vez el pesebre viviente, se presentó a los frailes que banqueteaban, vestido como un pobre, justamente para recordarles que todos deben participar de la fiesta, particularmente quien es pobre.
Como Comunidad de Sant’Egidio, un familia reunida alrededor del Evangelio, creemos en la importancia que el espíritu navideño se difunda y llegue a todos los corazones, especialmente aquellos que por tantos motivos viven en la soledad, aislados, quedando sumidos en la tristeza, como los ancianos sin familia en los geriátricos, las personas en situación de calle, los detenidos en las cárceles. Soñamos una Navidad para todos, una Navidad extraordinaria como fue también el año pasado que en todo el mundo ha reunido a 240.000 personas en más de 70 países.
Por esto la Comunidad desea, justamente en el día en que Jesús nace pobre para la salvación del mundo, reencontrarnos juntos como una gran familia, donde todos se puedan sentir como en casa: es la imagen más preciosa, que explica en modo elocuente su modo particular de estar entre la gente, sobre todo con quien es más pobre.
Ya es una tradición de la Comunidad de Sant’Egidio, la invitación a los almuerzos de Navidad para todos aquellos que están solos. Iglesias, institutos para ancianos, cárceles, lugares de dolor, se convierten en preciosos pesebres donde recibir a los pequeños, los más parecidos al Señor Jesús.
Y la Navidad es un poco un milagro: es el milagro de los rostros sonrientes de muchas personas oprimidas por las dificultades de la vida, es el milagro de descubrirse útiles de muchos a quienes no les falta nada, pero que han perdido el sentido profundo de la fiesta.
En Argentina los almuerzos de Navidad van creciendo de año en año, para reunir alrededor de la mesa a todos aquellos con los que durante el año compartimos el servicio en las escuelas de la paz, con los ancianos, con los amigos por las calles. Es una Navidad para todos.
Los preparativos ya han comenzado y los invitamos a todos los que así lo deseen a sumarse tanto con donaciones (empanadas, bebidas no alcoholicas, mesa dulce o dinero en efectivo al Alias ORACIÓN.POBRES.PAZ) como así también con los brazos para servir el mismo 25.
Los contactos son:
11 40792329 (Andrea)
11 6601 7025 (Margui)
11 6553 6278 (Maru)
e-mail: sanegidiobue@gmail.com
Muchas gracias!
